Mariana Ríos Urquidi | Bolivia

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Mariana Ríos Urquidi (Cochabamba, 1991) es poeta y narradora, licenciada en Comunicación Estratégica y Corporativa en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra (UPSA) y tiene un máster en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad de Barcelona. Ha cursado diversos talleres de narrativa, poesía y guión, entre ellos el Diplomado de Escritura Creativa de la UPSA en 2014 y el taller de narrativa del escritor Maximiliano Barrientos. Actualmente participa del taller de poesía “Llamarada Verde”, dirigido por Gabriel Chávez Casazola. Es docente universitaria y parte del equipo de la editorial Mantis Narrativa, dirigida por las escritoras Magela Baudoin y Giovanna Rivero. Publica artículos en diversos medios y portales de cine y cultura en Bolivia, y colabora desde el 2018 con el Cineclubcito boliviano. Actualmente trabaja en su primer poemario.

  • Adriana Lea Plaza (Bol)
  • Marcia Mendieta (Bol)
  • Anahí Maya Garvizu (Bol)
  • Laura Yasán (Arg)
  • Alejandra del Río (Chi)

 

 

Mariana Ríos Urquidi

 

 

 

Arte de magia

 

Es un proceso lento

en el que vas dejándote

las partes

por los rincones

en las esquinas

de tu casa

detrás de las puertas

debajo de la almohada

 

Es un proceso largo

que se percibe

cuando se caen

los retazos

al tropezar

al resbalar

en los recuerdos

en una voz

que se parece al tiempo

 

Es un proceso lejano

porque no puedes

reconocerte

porque no puedes

imaginarte

porque no puedes

 

entonces

desapareces

 

 

 

Madrugada

 

Las cigarras están dormidas en la plaza del pueblo.

Cantaron tiempo que no estaba, o no llegaba o no sé,

porque su noticia vuela y cuando al fin

la escuchamos

es tambor en su cuerpo minúsculo

un redoble, retriple, retanto tanto dolor

que estremece.

 

La noche llegó volando y se posó junto a ellas

y su canto llanto

me acompañó en una caminata,

me dijo su nombre en un coro

me dijo la pena del tiempo que se lleva

lo que no queremos que se lleve,

me dijo que la madrugada estaría en silencio,

el alba dormía.

 

Las cigarras descansan,

pero su noticia vuela antes de que pueda atraparla, digerirla, nombrarla.

 

 

 

Siempre es del otro lado

 

Siempre es del otro lado donde soy extranjera

y asumo la violencia de un paisaje que no se completa

como se hereda una enfermedad

es lo que veo” 

Laura Yasán

 

Es la llamada que llegó cuando saliste a hacer las compras

la tarde que laboraba el jardinero podadora en alto

ruiseñor cantando para ti palabras paralelas

cruzaron de lado al otro lado.

 

Es la hora que no pediste al oculista hace un mes 

llegada al banco en un plis plas para pagar la deuda

el origami de tu hermano péndulo que rompe y cae

puerta de ayer con timbres galopando que no oíste 

resonaron de lado al otro lado.

 

Es la mancha roja del pantalón que te lleva detrás

la carrera hacia el pastel de cumpleaños

la mordida del perro del vecino en tu pierna derecha

grito perdido en la almohada que tu madre ignoraba

rascaron de lado al otro lado.

 

Es la foto borrosa que acompaña tu cómoda 

una sonrisa dibujada en la arena frente a la marea

la subida del brazo en el aula a la pregunta incómoda

la mirada esquiva del reojo que no vieron

imaginaron de lado al otro lado.

 

Es el día que te fuiste temprano

el eclipse que pasó mientras dormías

la tarea que no hiciste en casa

el eco que cayó en picada

la razón que no quisiste escuchar

el abrazo que quedó pendiente

es lo que está de lado

siempre es del otro lado.

 

 

 

Con los ojos abiertos

 

El impacto es más doloroso con los ojos abiertos

pero desaparece en un momento

 

Es incómodo

mas si sabes sobrellevar la incomodidad

puedes apreciar los colores de la luz,

el arcoíris cuando se refleja en el agua.

 

El impacto es más fuerte,

por eso quienes quieren

verlo todo

saberlo todo

sentirlo todo,

saltan

con los ojos abiertos.

 

 

 

Al trasponer el horizonte

 

Acumulada la tarde se transforma en desgano

y su cuerpo se estira junto al mío en el andar,

paciente 

sinuoso

el tiempo olvida lo que dijo horas antes

cuando el día ascendía entre nosotros

y prometía regreso él

ir y venir

se transforma en letargo

                          se oculta

guardo el sonido vacío donde estaba

despierta antes la mañana 

 

guardo en rincones inaccesibles

otras manos que levanten polvo

al trasponer el horizonte

guardo semillas

para cuando el día despierte

antes que se acumule

otra vez

lento

antes de que la noche 

  caiga

                     encorvada.

 

 

 

Estos días

quiero cielo nuboso

siluetas detrás del vidrio

                            empañado

quiero el velo de la máquina

                               detenida

a medio día 

en plena jornada

 

quiero el asiento de al lado 

de la ventana

barro derretido en montañas

colores secos debajo del zapato

personaje que camina al revés

 

quiero espuma en mis ojos urdidos

quiero enrojecer al sol 

por la vergüenza de haber fallado

estos días. 

 

 

 

Arte poética

 

La poesía está limitada a mi lenguaje

así como el reflejo de mi cuerpo en la ventana

existe sólo en la ventana, 

sombra y trazos.

 

Su movimiento oscuro es real 

y sugiere la belleza

pero cuando giro, cuando 

dejo de mirar desaparece

y tengo que buscarlo 

nuevamente donde estaba.

 

El reflejo de mi cuerpo es tan real como mi cuerpo 

pero a diferencia del reflejo

mi cuerpo no necesita ventana.

 

 

 

Aleteo

                                 a Chichi Ríos

 

La mesa de noche está vacía

porque la etapa del duelo

nos ha dejado

en el atardecer reunidos

y entre nuestras manos el recuerdo,

de risa estridente y robusto

inigualable está en la foto mi abuelo,

papel ceniza cincel del tiempo

 

mi abuelo.

 

Se escucha en la sonrisa un aleteo

de otra tarde los años.

 

Es 14 de septiembre en Cochabamba

y en lugar de festejo hay una sombra,

una mancha tiempo que cubre tres días

y noches y tardes sin saber que entonces

Santiago de Chile era furia

 

y resonaban los pasos militares

y los partidos de fútbol en el pasillo

entre hermanos,

antes que las voces exclamaran su nombre,

las puertas cerradas las ventanas abiertas,

su nombre en los pasos.

 

¿Dónde está? ¿Dónde se esconde?

 

En la memoria

una mano se despide por la ventana

cuando lo suben para no se sabe dónde

cuando lo llevan pero no se sabe

porque no

 

volvió su nombre, su mano

 

un aleteo se fue

antes, antes de ayer,

antes de antes

mucho antes.

 

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