Jorge González (1992). Nacido en Llay-Llay, Chile. Trabaja en su primer poemario.
Amanda Hernández (Puerto Rico)
Rocío Escobar (Chile)
Roxana Palma (Chile)
Mariana Camelio (Chile)
Andrea Muriel (México)
Diego Andreu (Chile)
Jorge González
1.
Reconstrucción del campo de batalla
el espacio en blanco prolonga
una elección, el laberinto
intuye caudales en el ojo bueno
pasan por cedazo entre arenas
se diluyen sin preguntar
perseveran como líneas de las manos
y vuelven y son vistas
erráticas en cuerpos que yacen al calor
si regresan palma sonriente
¿qué será del ojo
en la explanada?
***
tienes tres segundos dos
segundos un segundo
dices
y disparas una bala
ex
misiles y cañones
pienso
arrastro otra pierna
y la vergüenza
diez venganzas
***
qué frío hace (se oye)
sobre esos hombros no queda nadie
pero exhalan escarcha
entre tus dedos (sí, oye)
arrugas
date vuelta
a esta edad playera melón cumbia
puta que hace frío
afuera adentro hazla piola en los umbrales
mírense los huesos
tabaco a la vista
y más allá (¿oyes?)
evaporada (¿oyes?)
la carne decide
***
en el pestañar decodifico
la palabra turista la imagen puente
partículas y ondas
no
filtraciones
no
flirteaciones de baja frecuencia
un estruendo endo endo
arrasa casas puertos un vendedor de huevos duros
el espacio entre su respiración y mis ojos
sustrae
el movimiento de la idea de trayecto
la palabra sobra y cae precisa
sí
un charco
estelas
***
entumecido en un rincón de la boca
el tartamudeo
señala tiempo agregado
uno, dos, tres, cuatro, el límite
de vértebras balbucea
luces rojas
piensas
descartas
la temperatura no debiera tener cacofonías
una lengua se contrae
siente
amalgamas que se expanden
el nudo en la garganta puede ser
contradicción
aceptas
las certezas de la piel
mutando al color de los conejos
que formaste en las paredes
cinco, siete, doce, espera
late una respuesta
quince
veintisiete
eco de escaleras bajando a meses
en un cuerpo sin retorno
voces se atarantan en el marco de la puerta
no salen ni entran
diez, nueve, ocho, siempre.
2.
En el centro de la habitación
la silla blanca
no es
una silla
ni es blanca
tal vez
una frase
un sonido
dos sonidos
cuatro patas
de sonidos
quizás
blancos
puede ser
un grito blanco
blanquísimo
una ausencia
acaso átomos
de una silla
de una silla blanca
de un pensamiento
en una de esas
incluso flores
o la astilla
negra
de la pata izquierda
ligeramente más larga
más corta
quién sabe
un tambaleo
se delata dentro de
es una silla
sola
blanquecina
en el mejor de los casos
imitación reproductora
de silencio
creativo espiral
de astillas
sin color
resquebrajamiento
de palabras
en el piso
***
En ocasiones esa pena toma forma
en la cima de un carrusel
del 97 o el 98
lo que sube
reaparece
y aunque trates de tocar
se detiene
a veces se presenta en retratos hablados
un mosaico de hojas
y los otoños acaban
caer bailando
no puede ser tan terrible
si en el viento
perdemos las
cuando aparece mugrienta
sabiduría de barros
el invierno me descubre
revolviendo
***
en la mitad de la escalera una confesión
la sátira no huye
y retrocedes tres espacios
perseguidor de una víbora sin dientes
robas una carta
retrocedes dos espacios
con los dados confusión
una premisa sin remate
avanzas tres espacios en reversa
risa abunda en el espejo de los ciegos
camino fácil fuego amigo un diablo conocido
en la esquina superior derecha
retrocedes no sé cuántos años
tres ciudades
una carta
un chiste una jaula
avanzas
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