Camila Marcela Mardones Vergara (1991). Profesora de Historia y Geografía, Licenciada en Educación y Diplomada en Gestión del Patrimonio Cultural. Magíster en Literatura Española y Latinoamericana de la Universidad de Buenos Aires. Entre sus reconocimientos literarios se encuentran: Mención especial del jurado en concurso “Poetas de Habla Hispana”, España (2015), Primer lugar modalidad poesía en IV Concurso Internacional de Poesía y Cuento “El Parnaso del Nuevo Mundo”, Perú (2014-2015), Primer Lugar en el 2º concurso de creación literaria Balmaceda Arte Joven (2010), Único premio joven en el concurso nacional de literatura “Premio Lagar, Gabriela Mistral” (2009). Actualmente prepara su próximo libro, titulado “Cuando habitemos el agua”.
Antologías
-“Aislados: Dosis de poesía para tiempos inciertos”, Dendro Ediciones, Perú (2020)
-“Palabras escondidas” homenaje a Stella Díaz Varín, Ediciones Punto G, Chile (2016)
-“Contrasilencio”, Ediciones Balmaceda Arte Joven, Chile (2010)
-“Anda libre en el surco”, Sociedad de Creación y Acciones Literarias Región de Coquimbo, Chile (2009)
Revistas impresas
-“Papeles de la mancuspia”, Cuba y México (2014)
-“Jóvenes Olvido”, Valparaíso (2010)
-“Surales: Ejercicios de crítica literaria en Puerto Montt”, Ediciones Balmaceda Arte Joven, Chile (2016).
Libro
-“Cautiverio” Primera edición por Balmaceda Arte Joven, Chile, 2015. Segunda edición por Artexto y Capuchas, Argentina, 2017
- Kütral Vargas Huaiquimilla
- Valentina Paillaleve
- Patricia Águila
- Esther Margaritas
- Camila Almendra
- Karina Kapitana
Camila Mardones
El agua y el nacimiento
el nacimiento y el parto
el parto y la soga
la soga y las vigas
las vigas y el árbol
el árbol no sólo crece por el agua
la casa no es sólo el malestar de las vigas
el cuerpo en la soga pende
y es tu mano la que deshace el nudo.
El idioma de tus huesos
el cáncer de la madre
la perra que parió en el sótano
mis estrías.
El idioma de tus huesos
volar en los sueños y no
esperar el desmembramiento
el frío.
El idioma de tus huesos
las extremidades perdidas en la plaza pública
tu cuerpo arrullándose como pidiendo ayuda
la luz.
El idioma de tus huesos
la isla que escapa de sí misma
un niño que espera en la reja que llegue
el padre.
El idioma de tus huesos
la reversa de mis pies y tu cámara lenta
las olas que huyen mar adentro
puentes rotos puentesrotos pu e n tes rotos.
El idioma de tus huesos
el cáncer de la madre
las rejas las islas las casas
el agua el agua
e l a g u a
El idioma de tus huesos
tengo miedo
el idioma de tus huesos
tengo miedo
el idioma de tus huesos
tengo miedo
La envidia de las luciérnagas
Trepé a tu boca, calle arriba
subí el peñasco y desde allí
encaramada en tus hombros
quise avivar el fuego que ilumina la noche del puerto
Las sombras se encienden a lo lejos.
El brillo del embarcadero
al temblor sigiloso de las luciérnagas imita.
Envidiábamos sus destellos
la manera de imponérseles a lo oscuro
con el titilar plateado de sus cuerpos
Sobreviviese el destello a la luz de la mañana.
Que noche impregnase en tus pupilas
y las mías
la confianza en la ternura de lo oculto
Como perra vaga quise emprendérmelas, cerro arriba
treparte con la violencia de los huérfanos
y de las botellas kamikaze
En la inutilidad de mi vidrio te recorro
y en el vuelo al romperme al romperme
el crujir de mi cuerpo te reclama
Cantarte fue una invitación al fuego
al incendio total de las construcciones
a fundirnos en la amenaza de la llama.
Pensé en guerra
e imaginárseme tu boca fue katana
nuestra embriaguez, hundirnos en la espesura
Descendimos. Perdimos el rumbo de vuelta a casa.
Tambalear, chocándonos los hombros
como adictos a la angustia y la nostalgia
nos hacía sentir menos solos
Quise yo huir de tu noche
mas tu aullido
enterróseme en lo hondo
Subir a tu altura es no saber.
No saber cuándo
conviene desempuñar el recelo.
En tus ojos me perdí un día
por el reflejo de la noche en ellos.
Dulce juego
dulce obra
dulce agua
pecera celeste
ojosarriba
agua y saliva
arden las manos
con marginal rudeza
arden las manos
pecera celeste
ojosabajo
el hastío es un puente
un animal en llamas en el borde
del lenguaje
aquí está mi bestia
nómbrala como tú desees
gatomadre
avedescanso
rataincendio
con poderoso sexo destrucción
fuego
mi animalidad arde con natural rudeza
dulce juego
dulce juego
ay, mis lágrimas
ay, el río.
Te asemejas a una ciudad tan poblada
y con tantas luces en las esquinas
como la última en la que viví.
Allí pasábamos perdiéndole el sentido al norte y al sur
todo parecía un templo abandonado
para adorar a quién sabe qué
en quién sabe dónde.
En esa ciudad la felicidad se asomaba a ratos
recuerdo eso: perder el sabor de la mentira, su sal
sentirnos pequeños lobos que distraídos, calle abajo
desconocen su pelaje y de sus mismísimas uñas
desconfían.
Nada más hubiese pedido.
Abandonarnos a la rabia parecía
victoria suficiente.
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