Juan José Podestá | Chile

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Biografía

Juan José Podestá nació en Tocopilla en 1979. Es escritor, periodista y magíster en literatura latinoamericana. Ha publicado Novela negra (Poesía, Cinosargo 2010), El tema es complicado (Cuentos, Narrativa Punto Aparte 20139), Playa Panteón (Cuentos, Narrativa Punto Aparte 2016) y Derechos de propiedad (Poesía, Editorial Aparte 2020). Ha participado en diversos festivales y encuentros literarios, tanto en Chile como en el extranjero: México, Bolivia y Perú. Su trabajo ha sido antologado, entre otras, en Tea Party (Poesía, Cinosargo 2012), Nunca salí del horroroso (Cuentos, Cinosargo 2013), Ciudad Fritanga (Crónicas, Bifurcaciones 2014) y Atópicos (Cuentos, Cinosargo 2019). Está reseñado en el Catálogo de Autores Regionales 2020, texto publicado por el Ministerio de las Culturas, Artes y Patrimonio de Chile.

 

Juan José Podestá

 

Con la intención de conocer cómo experimenta cada autor/a el cierre del poema, proponemos estas cinco preguntas tipo, mediante las cuales esperamos encontrar similitudes y particularidades entre las respuestas de cada uno/a de nuestros/as invitados/as. 

 

¿Cómo enfrentas la escritura del poema? ¿En qué punto consideras un texto próximo a su cierre?

Enfrentar la escritura del poema siempre ha sido para mí motivo de ansiedad, por un lado, y una extraña sensación que mezcla inquietud y felicidad. Asumiendo todo el componente técnico de la escritura, soy de la firme opinión que todo aquello que se plasma en el papel tiene un alto grado de incomprensión por parte del autor, y se vincula con las más profundas cavidades del inconsciente. Esto lo digo hoy, puesto que antes era de otra opinión, completamente distinta.

En relación al segundo punto, soy claro y taxativo: un poema o texto literario de cualquier orden nunca está terminado. Solo se deja.


¿Qué importancia juega la revisión/corrección en él? ¿Existe una lectura por parte de terceros?, y si la hay, ¿cómo dialogas con las sugerencias u observaciones recibidas?

La corrección es acaso una de las dimensiones más atrayentes del trabajo literario. Ahí radica el porqué de todo el asunto, lo que hace que la creación sea oficio, y el oficio arte. En mi caso, la revisión es a veces laxa, y en otras ocasiones muy concienzuda. Sin embargo, y como cualquier escritor de valía lo sabe, el trabajo de corrección a veces paga y compensa cualquier sinsabor anterior.

Soy de mostrar muy poco mis textos. Lo hago en escasas ocasiones y con uno o dos amigos escritores. En mi opinión, la labor literaria está ligada más al silencio más que al diálogo. Sin embargo, conecto muy bien con las sugerencias u observaciones. Casi siempre las hago mía.


¿Consideras que el poema ve afectada su naturaleza cuando alguien sugiere modificaciones y el autor acepta estos cambios? ¿Pierde autoría?, ¿se colectiviza el poema? ¿O este proceso resulta, más bien, parte de una operación complementaria que no interviene significativamente el texto?

Esta pregunta es muy compleja. No sé si daré en el punto, hace un tiempo le estoy dando vueltas al asunto, por tanto estoy lleno de preguntas y no de respuestas. En primer lugar, creo que lo más importante de todo es la IDEA. Y esa IDEA solo puede ser individual, exclusiva y excluyentemente individual. Amén de esto, asumo el trabajo posterior –ejecución, confección, elaboración- como un proceso que va en pos de la materialidad de esa idea. Si un tercero interviene con sus comentarios y/o correcciones ese trabajo material, está siendo parte de ese momento posterior, y no afecta en nada la IDEA a la que me refiero.


¿Qué es lo que el autor no ve en su propio poema?

El poema en sí mismo.


Por último, a nivel nacional, ¿existen dinámicas de lectura crítica —previa publicación— entre el sello editorial y el/la poeta?

En principio creo que sí. O al menos en parte. En Chile se está viviendo un momento de intensa proliferación de editoriales independientes, y ese hecho por sí mismo fortalece la dinámica a la que te refieres. Ahora bien: no sé qué tan potente es aquella dinámica, o si va en la dirección correcta. Hay mucha cháchara en torno a lo publicable y lo no publicable, en torno a lo que supuestamente es de calidad o no. Esa es una cuestión que no está zanjada, y no lo estará nunca. En muchos casos hay un exceso de pretensión al publicar por parte de los sellos, y esto lo señaló antes y mejor que yo el poeta Germán Carrasco.

Ahora bien, mi impresión es que en Chile existe actualmente un inquietante proceso de profesionalización de la escritura: talleres de autoficción (abundan), talleres de escritura creativa, cursos universitarios, etc., etc. Esto sin duda trae consigo aparejado un sistema de críticas y diálogo previo a la publicación, pero que no aseguran en nada la producción de literatura de calidad, y cuando digo calidad no me refiero a que un texto esté escrito (escribir bien, en su dimensión más vana, es algo que se aprende rápido, es un detalle casi insignificante en el proceso de producción de un texto), sino a que interrogue al lector, lo conmocione, se posicione en un lugar crítico respecto del poder y sus adláteres, que empuje las barreras de lo convencional y que, ante todo, interpele al entorno.

 

 

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