Nacido en Viña del Mar, en 1982, Rodrigo Arriagada-Zubieta, poeta, traductor y crítico literario, director de la colección Pippa Passes de la revista y editorial internacional Buenos Aires Poetry. Sus poemas han sido traducidos al inglés y al italiano y han sido publicados en Argentina, Venezuela, México, Estados Unidos y España. Actualmente reside en Toledo (España), donde cursa estudios doctorales en Letras.
- El Greco (2020)
- Una Temporada en la cabeza (2020) Editorial Santiago Inédito (CL)
- Zubieta (2019) Buenos Aires Poetry (ARG)
- Hotel Sitges (2018) Buenos Aires Poetry (ARG)
- Extrañeza (2017) Buenos Aires Poetry (ARG)
Traducción.
- “Cutty Sark”, Poemas Escogidos, Hart Crane (2020). Buenos Aires Poetry (ARG)
- Mario Chávez Carmona (Chile)
- María Calle Bajo (España)
- Katia Sofía Hakim (Francia)
- Amauta Castro (España)
- Giselle Lucía Navarro (Cuba)
Rodrigo Arriagada-Zubieta
(de El Greco, octubre 2020)
BAUDELAIRE, 1841: PAQUEBOT DES MARS DU SUD
En la Bahía de Grand-Port
las noches azules son tan suaves
que sólo la tristeza es una copa
tan honda para contenerlas.
Las olas destruyen las ramas de los mangles,
las mulatas, bellas como la angustia, pasan y pasan
con sus paños de color sujetos a las caderas
y en el cielo, tinto de pájaros de fuego,
reposa la melancolía del mar púrpura.
El aire es como la memoria, familiar,
pero de implicaciones desconocidas
imágenes que se deleitan
en su desaparición como una lengua muerta.
La mirada es bohemia como la luz,
como el exilio, como los sueños,
barcas averiadas en las que uno nunca se va.
Así que viajo asfixiado y tenue
como tres generaciones bajo un mismo techo
hasta que las pesadillas suelten, años más tarde,
láudano, neurastenia y licor,
delirios más amplios que el silencio,
provincias olvidadas como versos
que morirán esta noche
y sin embargo perdurarán.
JERÓNIMA DE LAS CUEVAS: El GRECO, DESPEDIDA
Yo vivo al borde del río sin amigos ni discípulos
y una mujer silenciosa.
Como un pez volador entro en aire más ligero
y esta locura es mi belleza.
Los santos se convirtieron en antorchas y ardieron
en mi ventana envuelta en nubes negras
cerrada por mi mano manchada de colores.
Uno no elige este destino.
Algunos dicen que el bien y el mal son el mismo
y luchan con la cabeza gacha contra
los muchos rostros de dios.
Sufren y viven al modo de las rocas.
Pero nosotros, Jerónima,
conocemos el gran secreto.
La carne es una columna de arcilla.
Mira mis imágenes, los odres de cuero se aligeran
¿es una flama, o lo que llaman alma?
Ahora podemos sentarnos a mirar
las aguas verdes
y vivir como el fuego, el mar y el viento
deslizándonos bajo el doble arco del Puente.
Dios y el mundo son demasiado estrechos.
Soy un hijo de rayo y de trueno y si quiero nievo.
Debí leerlo en un dístico, en Creta,
con una rama de albahaca en la oreja.
O quizás lo inventé:
Entrega tu juventud, disuelve la tierra a tu medida.
NUNCIO
Detrás de la habitación y los espejos cercanos
el pasillo colmado de buenos amigos
¿pero qué, se ha librado de su noche negra,
o fue un arrebato místico?
Tras el gran vidrio alguna vez hubo un agujero
donde ha conocido el amor y también ha colgado al viento.
Ha recorrido los monasterios y los prostíbulos.
Es hora de dejarlo con su claridad a solas.
No, dicen ellos, un doctor
o un predicador.
A él le gustaría una enfermera
que cambie el agua de sus flores.
Una mujer en medio de estas paredes.
No demasiado presente, pero sin quebrar su ausencia.
Una luz ante él como cruzando un jardín.
El primero o el último.
MONJA DE TOLEDO
Impenetrable ciudad
luz fría derramada
sobre los huesos de un cadáver
en una catedral vacía—
Invisibles atrios clausurados
por la paz eléctrica
bajo un intermitente cortejo
de nubes pálidas
que induce a la inmovilidad.
En el mundo
los trabajos y los días
tuvieron su final
y yo soy el necio parásito
de un planeta oscuro
pero alguien todavía cree sacrificarse por mí.
Una monja que revolotea
como una débil esperma herida por el fuego
curiosa libélula con las alas pegadas al cuerpo
en el jardín de todas las tardanzas
se niega a volar a las torres de la Abadía
y gira en sí misma incapaz de huir
Hermosa bailarina pintada por Degas —
Resplandeciente —
tapado el rostro—
creciendo en delicadeza—
grácil en las sombras—
inmutable como un mar de muertos—
Sólo los niños se transforman
en lo que ellos quieren en este lugar.
Alguien me puso estas drogas interesantes.
Estoy pensando rápido
como si tuviera un hueco sobre el cerebro.
Voy a tomar la forma de un poeta o de un fraile—
Desde los dientes y la lengua
rasguñaré las piedras mejor que los piadosos.
Seré un dios seductor
que brota para aumentar la sed.
Me extenderé hasta infectar el dolor
en las encías de los demás
despedazando todo—
reduciéndolo a nada—
y las santas trashumantes que odian la tierra
se me acercarán como a una estrella
para morir hace un millón de años
igual que yo.
FORTUNA IMPERATRIX MUNDI
“Sors immanis et inanis, rota tu volubilis”
Cánticos de Beuern
La Fortuna,
variable como la fiebre de un vals
donde no puedes apurar el paso,
sentada a ahorcajas sobre un avestruz
favorece siempre a los necios.
Suerte cruel
un día, jugando,
sorprendes a los jóvenes ávidos
de acompasar al tiempo,
sus cuerpos desnudos
divididos por un viento contrario
tocan el vacío entre las manos.
El único poder es el de una sola hora,
bella entre bellas,
la primavera que nunca podrás mirar
ahí donde florecen los árboles
no hay nada otra vez.
Destino monstruoso,
colgar de las agujas del reloj
y abajo un cementerio marino
rugiente de leviatanes batiendo la orilla.
La virtud está en no consumar
nada hasta el fondo,
pescar una trucha, cazar al faisán,
azotar las olas y reunir el ganado.
Hay vacas que nunca ordeñarás.
Incluso en el momento en que toquen
las cuerdas del corazón,
música de flautas y coro de niñas,
procura sostener el momento
que los vientos alisios empujan,
conservando para el amor otra sombra.
No te está dado ir más allá.
Muy cerca el destino arrastra
un pantanoso lodo de palabras
donde la serpiente semidespierta
se repliega en sí misma
y el poeta susurra asombrado entre los pinos.
No seas curioso del bien y el mal.
Algunos utilizarán el conocimiento
a pesar de ti, en contra de ti.
Ayer el ajetreado mundo de los navegantes,
el sonido de copas en el corazón de la ciudad.
Mañana las naciones invocando la muerte,
la Historia sin sus operarios,
en el delirio y sin timón,
te guiarán hacia la luna
espléndida de terrores privados.
OMNIA SOL TEMPERAT
“Omnia sol temperat purus et subtilis,
novo mundo reserat facies Aprilis”
Cánticos de Beuern
Veo la radiante cara del sol
conducir hacia la luz el baile de la juventud,
reanudar las flautas, ignorar la cicatriz del cielo
ahí, en su ardor, derretir un invierno
en el campo abierto de amores congelados
donde ellos buscan a sus niñas
con sus ardientes manos oliendo a hierba.
Y veo a esos muchachos desafiar
el curso natural de la estación,
destrozando el carozo del fruto inmaduro
con apuro de tedio semanal,
tocando senos y nalgas
con imprecisión inobservada,
incordiando ritmos con la voz del corazón
mudo de nervios
ahí, a plena luz, musculosos bufones sin versos
ni obsequiosos gorriones
delicias de la doncella, Catulo,
afásicos que no han visto aún el horizonte
gimen la palabra hembra,
hurgan entrepiernas en la flor de su escarcha.
Es el grito del animal
como una campana que anuncia la desgracia
en el vientre de la mujer colmado
de primavera.
Sabemos que de estos hombres no surgirá nada.
Quizás pétalos demasiado cansados
por el aire lisiado de sueño
o por la transformación de las semillas
en el exorcismo de la muerte,
un feto que bracea de espaldas
ahogado en un océano negro
espeso de cormoranes y sal.
CLARISSE
La luna entró en la cama
a orillas de hierbas del río
entre columnas cerradas por los siglos
entre los caminos de viejos calvarios
entre alas de ángeles, azules y negras.
El cielo quería reflejar el amor
como es a nuestra especie
en siluetas de brillo inquietante
hastiadas de conventos y barro.
Te pedí que te quedaras conmigo
a pesar de las piedras
porque alguna vez te vi entre cosas efímeras
con todas las olas frescas
y el cielo azul a tu favor.
Me gustaría seguir la vida
en calles estrechas
de súbito tapiadas sin salida posible
para así encontrarnos de nuevo
perdidos y mareados
a solas, entre gente extraña.
A BOLAÑO
No he perdido
lo que podría llamarse un país, Roberto
Tampoco he ganado un sueño
Es solo una pesadilla dentro de otra pesadilla
que no vive en lo que tú dirías un espíritu
más bien es un bosque lleno de veneno
silvestre de hormigas
que puebla de árboles las galerías de los sesos
Y a veces esa pesadilla se viste de Ninfa y me dice
Zubieta, la hermosura es el hombre de Vitrubio
la impudicia del Nacimiento de Venus
de céfiros lascivos empujada hasta la orilla
-Simonetta Vespucci-
dedos de algodón sobre senos pequeños y torneados
firmes como puentes de París
catedrales de Reims o de Toledo
Recoge tus hábitos y ve a verlos
Y yo pienso
Europa es una monja calenturienta
que muere de vieja en la revolución
de los museos
eyaculaciones de la bendita esterilidad
en vientre de nadie
donde crecen naranjas ácidas
diminutas espermas en un suelo pompeyano
Yo mismo vi lo que el hombre antiguo de seguro vio
estatuas a punto de perder los sostenes
originales de Eugene Delacroix- 1830-
en VHS y clubes de ventanas sudorosas
telas oscurecidas por la mirada oblicua
de las masas excitadas
Pero la sangre es una deuda pendiente
y esta primavera se decretaron
leyes antimasturbatorarias
en todos los peep-shows del poder
Por eso llega la noche
y en la pesadilla digo creer que sueño
o sueño creer que digo
La belleza es un cielo de vidrios
glaseado de animales muertos
que se pudren infectos en todos los altares
La belleza es una puerta de Kubrick
destrabando represas de las venas de los enfermos
en salones de charcos psiquiátricos
No he perdido un país
pero he ganado toda su violencia
Y a veces veo lo que el hombre creyó ver
Torsos desnudos que flamean al viento
como una estación llena de mujeres semipájaros
Y la belleza no es más que eso, Roberto
Tetas caídas libres de los ojos de la cacería
Cribando todas las plagas
Menstruando todos los falos.
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