Camila Evia (Argentina, 14 de Julio de 1987). Egresada de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Es poeta y directora artística de la revista Buenos Aires Poetry realizando el diseño editorial además de la edición y la traducción. Dirige además la colección “Pippa Passes” de la misma editorial. Sus trabajos en materia visual han sido exhibidos en varios medios de Argentina y América Latina, Estados Unidos (Print Magazine) e Italia.
– Ridículos (Buenos Aires Poetry, 2019)
– Poemas escogidos + manifiesto feminista, traducción y selección de la poeta británica Mina Loy. Editado por BAP, 2020.
-Rodrigo Arriagada Zubieta (Chile)
-Araceli Toledo Olívar (México)
-Iván Vásquez (México)
-Mateo Mansilla Moya (México)
-María Agustina Pardini (Argentina)
Camila Evia
GNOSSIENNES
Encadenados dientes
Relieve de cristal
Bajo el claro de luna
Rugidos afónicos surgen
Entre blancas melodías
Abominables tentáculos
La exquisita ala de un cisne
De carácter melancólico
Salpicada por el hueso del infierno
EL CIERVO
en la neblina del lago helado
el ciervo deambuló hacia la muerte
tropezando sobre piedras húmedas
esquivando la iglesia derrumbada
crecimos escuchando las oraciones
nos independizamos
volvimos a escucharlas
sobre la cumbre empinada
el ciervo durmió en el vacío
donde el Señor prometió a los elegidos
doce moscas y siete mil lagañas
PIEDRAS HELADAS
Infectados en luna
dormitan entre piedras heladas
mientras se hunden
en su reducible adolescencia
Polillas hacen eco en
los ángulos de la noche
donde todo queda despejado
con la primera respiración
Perros de gritos ásperos
rodean el estático algodón
donde la mañana olvida
la pesada bruma de la luna
INCENDIO
Cuento las pestañas
quemadas por la oscuridad
de tu indiferencia
despojada de toda realidad
Garras de tormento
te absorben derriten
las capas de tu espada
Triunfaron los bufones
quemando la seda
por la cerda satisfacción
de la ira
Por orden maligna
arrancaste la hierba
cubierta de estrellas
HOJAS HÚMEDAS
el fuego de la tarde se funde
con las hojas húmedas
de la tierra empapada
brotan piedras como lanzas
de cobre que serán arrojadas
muy pronto a los gallos y a las flores
para destruir todo lo que no destruye
los peces irán a morir a la orilla
y las arañas y los gatos
lamerán sus heridas
no quedará nada más que humo
nunca más habrá hielo ni agua
SALTO
erguida sobre sus piernas
en la ausencia de paraíso
que recorta el frágil ocaso del sol
una niña trepa hasta la copa de un árbol
y espera toda la noche entre estrellas
para bajar de un salto
el aire roza cada nervio
el suelo se dibuja rápidamente
infectado en radiación lunar
la caída resulta plana y constante
fuerte como las pequeñas ramas
que no se quebraron al sostenerla
OBSIDIANA
Silicatos despegados del suelo
verde oscuro óxido teñido
de estima alumínica
Rumores de viento estático
sonámbulos reglamentos de
rojo veteado en blanco y negro
La luz blanca del cielo alumbra
las cenizas que giran en los viejos
sueños enterrados en cristalinas lápidas
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