Sobre Recogida letra de Juan Cristóbal MacLean por Daniel Rojas Pachas

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Sobre Recogida letra de Juan Cristóbal MacLean por Daniel Rojas Pachas

 
 

Recogida letra de Juan Cristóbal MacLean nos permite conocer a una de las voces más interesantes de Bolivia y me atrevería a decir de esta parte del continente. MacLean es un poeta a redescubrir y Navaja Editores con este libro, que comprende textos escogidos por el autor, cumple esa tarea en favor de los lectores Chilenos y también de esos otros espacios rayanos a los desplazamientos cualitativos que tienen los sellos del norte.

A través de tres cuerpos que componen Recogida Letra podemos ingresar a la obra de MacLean y notar su versatilidad y la calidad de su oficio, libre de piruetas y artificios al uso que buscan denotar una moda escritural, cierto aire de época y complacer a pequeñas masas que se auto publican, auto refieren y aplauden entre sí en las redes. Esta poesía es para leerse en calma y soledad.

Detrás de los corderos presenta una revisión al lenguaje y la escritura inscrita en un paisaje de la sierra, puede ser en todo caso cualquier zona rural en el mundo. Un espacio perdido y libre del bullicio, sendas que denotan la desaparición de los signos como el inasible batir de alas de un colibrí.

Es la performatividad de la mano sobre el papel, como una tarea revisada en la cotidianidad de un paisaje que sólo muta por la acción del viento y la lluvia. Los versos dan cuenta de la quietud de la lengua como animales pastando ante pequeñas casas perdidas en la inmensidad del terreno. Palabras fugaces y efímeras al punto que se confunden con el barro.

La escritura es también un ojo en estos poemas, pero esa mirada no está en movimiento necesariamente, no es la mirada del flâneur, del viandante y las ciudades que describieron Baudelaire y Benjamin, sino que un mundo que circunda en torno a su remanso en un tiempo estacionario con frutos que caen en un silencio cómplice y esa capacidad de representar lo que va siendo arrastrado a la zona muda, nombre, animal, paisaje y memoria delata la aporía del ejercicio de escribir, de decir en torno a fantasmas que transitaron y estuvieron y la misma palabra en esos derroteros, resulta espectral y condenada a la niebla: Estos cielos son la desaparición / del hueso / de la casa / del perro.

Almas vistas a lo lejos presenta un doble juego, algunos textos remiten a un sujeto poético confrontado a una religiosidad desacralizada en lo mundano. Buda admirando extasiado la total realización de un hombre que sustenta su felicidad en sus camisas y corbatas batiéndose bajo el sol y haya el amor, en la atención de cariñosas lavanderas. Aquiles y muchos dioses antiguos hundidos en el mar piensan como el tiempo y la eternidad son preocupaciones de los mortales y Cristo es inmolado a diario, por el bien de los misiles, el tráfico y la conectividad. El poeta al situar a un apócrifo Romeo y Julieta en un canchón, delata que no hay sentido de lo épico, no quedan avatares a prueba del olvido, inmunes a la miseria diaria, no hay epónimos: La tragedia ha terminado.

Otros textos de esta parte refieren a los apetitos que cruzan la imposibilidad del amor, la soledad reflejada en imágenes que perseveran en la idea de partida y el hambre. Se invocan habitaciones cerradas, espacios de lo privado, un recuadro de la lluvia y lugares en que confluyen los parroquianos y se dan cita comensales en pequeñas posadas con sus manteles raídos y generosas porciones.

Ensordecedores, alrededor mío, gritaban parroquianos. / Alta, delgada, de negro ceñida, recatado paso, / una mujer llegó, de sandalia muy desnuda, / elevando, equilibrando el talón, la pantorrilla;

Dubitativa y común, con su pierna de estatua. / Yo almorzaba, extravagante como ante un arroz.

Esa misma sandalia encierra otro significado: Morir es cierto, ya lo sabemos todos: / vivir no es más que una sandalia / que va calzándose la muerte

Por último en Intemperies, la poesía como unas ventanas que se van a ver, delatan algo más que la simple transparencia. La separación de dos mundos, un vitral, el acceso al sueño, a la mirada del pasado, la desnudez del aire y en su deriva nos encontramos como en la palabra que fluye en un espejear constante.

De un lado la buganvilia maltratada por la lluvia, del otro la mesa resistiendo el naufragio, la luz como un intruso y las flores de pétalo amarillo sin respirar cuidando del mundo. Tal como dice el poeta: Las palabras, así, van a dar a la vida de la que vienen y la vida a las palabras que la dicen.

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